Si estás pensando en hacer un viaje por bodegas en Mendoza, dejá de escrollear y pará acá. Entre tantísimas hermosas opciones, hice una selección de tres novedades espectaculares para agendar en tu próximo tour por los caminos del vino.
Si sentiste mareos buscando por dónde arrancar y qué bodegas en Mendoza valen la pena visitar, acá va a terminar la búsqueda. En una provincia atravesada de punta a punta por opciones espectaculares de enoturismo, acá quiero compartirte una trilogía de novedades que van a hacer de ese viaje, algo inolvidable. Sin orden particular, acá van 3 imperdibles.
Achával Ferrer y su flamante restaurante Quimera
Honestidad ante todo: yo tengo una debilidad por Achával Ferrer. No solo porque estamos hablando de algunos de los mejores vinos argentinos, sino porque no es tan fácil encontrar etiquetas de tanto renombre dentro de un espacio enoturístico “de hogar”.
Bueno, el asunto es que hace pocos meses inauguraron “Quimera”, el restaurante comandado por la cocinera Constanza Cerezo en Agrelo, a menos de 30 minutos de la ciudad (datazo si tenés que manejarte en Uber, taxi o compañía). Te dejo unas fotos para que viajemos juntos un ratito. Lo más, más lindo del asunto es que algunos de los menús podés acompañarlos con vinos que no están en el mercado… sobre todo en materia de blancos, novedad total para Achával Ferrer. Para hacer el combo Quimera Bistro + Achával Ferrer, lo mejor es ingresar acá en su web y contactarlos.
Posada Salentein, el icono imperdible
Cuando pocos apostaban por esa idea de crear experiencias tremendas en una bodega, Salentein ya la tenía clara. Te diría incluso que fue de los primeros en el Valle de Uco en armar propuestas integrales, en donde además de visitar la bodega (posiblemente uno de los edificios más hermosos de Mendoza), podés quedarte a dormir, comer en un restaurante tremendo, visitar Killka (su galería de arte, una de las top de Argentina) o tirarte un ratito panza al sol en una piscina espectacular.
Pero mi recomendación esta vez es especialmente a la Posada, porque la remodelaron de punta a punta hace un par de horas nomás, ja (las fotos no me dejan mentir). Desde acá, en pleno corazón del Valle de Uco, tenés la posibilidad de visitar Tunuyán, hacer un rafting o moverte por otras bodegas de la zona (siempre Valle de Uco es una obligatoriedad en una visita a Mendoza, ¡¿eh?!)
Zonda, el nuevo restaurante en boca de todos
Todos hablan de Zonda. Todos. Digamos que no es raro porque Lagarde ya había subido mucho la vara con Fogón, su primer restaurante en la bodega, pero hace unos pocos meses abrieron una nueva propuesta gastronómica que uffff, es una fiesta de punta a punta.
Zonda tiene una cocina abierta, y una mesa espectacular en donde ves a todo el equipo haciendo el despacho (para frikis como yo de comer, esto siempre suma), y una seguidilla casi interminable de detalles, desde la Chemex en la que te prepararan el café de filtro hasta las añadas de colección de la bodega que solo podés probar ahí, pasando por la kombucha casera, un paseo por la huerta para que recolectes el tomate que después tenés en el plato o una clase de cocina para repulgar empanadas.
En un mundo en donde muchas veces el enoturismo “cumple”, acá te topás con algo que pone el asunto un escalón por encima, haciéndote sentir especial. Y eso yo lo celebro siempre.
Mendoza tiene tanto y tanto tan lindo por recorrer que elegir 3 cosas solas es un desafío grande. Pero son de esas experiencias que tenés que hacer al menos una vez en la vida. A mí me encanta entender al vino en su entorno. Me encanta visitar la bodega, charlar con el enólogo y pasear por la viña, claro que sí, pero cuando te encontrás con experiencias como éstas en donde la cosa es todavía más inmersiva, vale la pena compartirlo.
¿Viajaste alguna vez por Mendoza? Me encantaría que me dejes un comentario contándome anécdotas y pasándome recomendaciones.
2 comentarios
El año pasado conocí Mendoza por primera vez…
Tan lindo que vendí todo en la patagonia y nos mudamos acá.
No terminas nunca de conocer .
La degustación premium en Weinert, y un almuerzo y visita en Bonfanti…. Panza llena y bolsillo contento
Jajaja que grande Leo, te gustó Mendoza nomás!