¿Bordelesa o borgoñona? Aunque parezca un detalle menor, la forma de la botella puede revelar mucho sobre el vino que contiene. Estas dos icónicas botellas no solo son diferentes a la vista, sino que también tienen historia y utilidad específicas. En esta nota, aprenderás cómo identificarlas, qué significan, y por qué su elección es clave para entender y disfrutar mejor tus vinos.
La Bordelesa: Elegancia Rectilínea
La botella bordelesa, de líneas rectas y hombros marcados, es una de las más utilizadas en el mundo del vino. Su diseño, originario de la región de Burdeos, se caracteriza por su practicidad y funcionalidad.
¿Qué vinos suelen usar bordelesa?
Tintos con cuerpo: Como los Cabernet Sauvignon, Merlot o Malbec.
Vinos blancos secos: Sauvignon Blanc o Semillón.
Variedades más «estructuradas»: Aquellas que requieren más protección del sedimento.
¿Por qué esta forma?
Los hombros altos de la bordelesa están diseñados para retener los sedimentos cuando sirves el vino, algo común en variedades envejecidas. Además, su diseño compacto facilita el apilamiento, siendo ideal para bodegas y exportaciones.
Un dato curioso: en Burdeos, la bordelesa fue diseñada para ser funcional en transporte marítimo. Incluso hoy, muchas bodegas la prefieren por su resistencia.
La Borgoñona: Curvas que Atraen
La borgoñona, por otro lado, se reconoce fácilmente por sus curvas suaves y hombros bajos. Su diseño, nacido en la región de Borgoña, es menos rígido pero igual de icónico.
¿Qué vinos suelen usar borgoñona?
Pinot Noir y Chardonnay: Las estrellas de Borgoña.
Vinos biodinámicos o naturales: Suelen preferir este diseño por su aspecto artesanal.
Espumantes no tradicionales: Algunas bodegas eligen la borgoñona para diferenciación estética.
¿Por qué esta forma?
La borgoñona refleja la tradición y el cuidado artesanal que define a muchas bodegas de la región. Es perfecta para vinos que no tienen tanto sedimento o que se producen en menor escala, destacando su unicidad en la góndola.
Un dato curioso: en los viñedos de Borgoña, esta botella fue diseñada para ser fácil de transportar a mano, especialmente en las laderas empinadas de la región.
¿Cómo elegir entre una bordelesa y una borgoñona?
La elección no es solo estética; también es funcional. Al observar la forma de la botella, puedes inferir aspectos clave del vino, como:
Región de origen: Las botellas muchas veces respetan las tradiciones de su lugar de producción.
Tipo de vino: Blancos secos en bordelesa; blancos untuosos en borgoñona.
Estilo de elaboración: Vinos naturales suelen preferir la borgoñona, mientras que los clásicos optan por bordelesa.
Más allá de la forma: Sostenibilidad y diseño
En los últimos años, la industria del vino ha comenzado a explorar formas de reducir el impacto ambiental, lo que también afecta la elección de botellas.
Botellas más ligeras: Reducen las emisiones de transporte.
Vidrio reciclado: Cada vez más popular, sin comprometer la calidad del vino.
Diseños alternativos: Algunas bodegas innovadoras están dejando de lado estas formas tradicionales para apostar por envases más sostenibles.
Lo que la góndola te dice sin palabras
La próxima vez que estés frente a una góndola, detente un momento a observar las formas de las botellas. La elección entre una bordelesa o una borgoñona puede darte pistas valiosas sobre el vino que estás a punto de llevarte a casa.
Desde la región hasta el tipo de vino y su método de producción, estas formas no son casualidad, sino el resultado de siglos de tradición y evolución en la industria del vino.
¿Y vos? ¿Sos más de bordelesa o borgoñona? Contame cuál preferís y qué descubriste la última vez que prestaste atención a la forma de la botella.
Para aprender más sobre el tema puedes escuchar el episodio del podcast dedicado al tema «Bordelesa o Borgoñona» o leer el artículo «Tipos de botellas de vino».
