Una guía práctica, rápida y de bolsillo para entender el proceso de comprar vino y saber qué mirar en la góndola al momento de elegir un vino.
Comprar vino no es tarea tan fácil, aunque pueda parecerlo. En el supermercado o la vinoteca, la oferta de etiquetas es cada vez más abrumadora y, pareciera, la tarea de saber qué elegir y no fallar en la compra se pone áspera. Si a la cantidad de bodegas que existen las multiplicamos por la cantidad de marcas, variedades de uva y cosechas diferentes que cada una saca al mercado, entonces las opciones se potencian hasta el infinito. En medio, nosotros, los consumidores, sin entender muy bien qué vino comprar, por qué ni dónde.
Acá te comparto un listado de consejos inteligentes (bueno, al menos eso me parecen a mí) para comprar vino sin gastar una fortuna.
La variedad de uva ya no va más
Es decir, el varietal con el que se elabora un vino ya no es más el indicador exclusivo. Es mucho más potente el calor intenso de esa zona, por ejemplo, que le imprime un alcohol alto y un color tremendo a un Cabernet, a un Pinot Noir o a un Syrah. Y ahí el terruño (esa suma de tierra, sol, lluvias y la mano del hombre) domina. Entonces, si te gustan más los vinos potentes, esos rojo intenso que tiznan las encías de negro, es mejor buscar zonas de clima caliente. Si, en cambio, te gustan los tintos más suavecitos, los que no se hacen sentir después de beberse una botella entera, entonces iremos por zonas de clima templado o fresco.
Qué región y por qué
Hay regiones que por su fama, el costo de la hectárea o los rendimientos, suelen ver brotar vinos más caros. Comparativamente es más fácil encontrar vinos económicos de California (como un genérico) que del Napa Valley. Esto es solo un indicativo, con una infinita cantidad de excepciones… como todo en el mundo del vino, claro que sí.
El lugar donde comprar vino, clave
Vinoteca o tienda de vinos (online o física) mata supermercado. Es mentira que el vino en una tienda sea más caro. En líneas generales, los negocios deben respetar el precio sugerido de bodega, con lo cual no existe mucha cintura para subir o bajar el número final. Eso sí: contra las promociones “pague 3, llévese mil” los pequeños negocios no pueden competir, pero su fuerte es el asesoramiento. Hay que acercarse a ellas, preguntar, sacarse dudas. Hay un #MeLoDijoBraga que dice que siempre un dueño de vinoteca será mejor guía que un repositor.
Animarse
Esto es así: estoy convencido de que hay que centrarse cada vez más en los vinos blancos y rosados. Hay algunos no del todo interesantes, eso es cierto, pero también hay tintos no del todo interesantes y… bueno… ¿qué quieren que les diga? En una misma franja de precios, a veces son los vinos más claros los que concentran todas las sorpresas. Si sos de los defensores a ultranza de tintos, olvidate de eso por un ratito y a animarse a la excepción. Repito: tomemos más blancos y rosados.
El precio del vino
El precio del vino es un indicativo, no quedan dudas. A veces podemos llevarnos una decepción, pero en general un vino no suele estar a un precio ridículo porque sí porque, si así fuera, nadie lo compraría y la simple regla oferta-demanda jura que terminará cayendo por peso propio. El precio, entonces, funciona como guía, así que hay que ser conscientes: a una botella de 100 no se le va a exigir lo mismo que a otra de 500 o de 1000. Seamos justos.
Las sugerencias
No me hagas tanto caso. Tampoco le hagas tanto caso a los críticos o revistas especializadas. En la mayor parte de los casos, quienes estamos de este lado conocemos apenas una partecita del mercado, y solemos estar viciados por preferencias personales (y comerciales en muchos casos). Confia más en sus amigos o en el vinotequero: esa persona que conoce tus gustos particulares y que, en base a ese gusto, puede sugerir cuál camino tomar. Siempre son importantes las sugerencias de quienes ya han bebido por nosotros, así que ahí será clave tu criterio personal para saber qué tomar de cada quien.