En los últimos años, Tasmania pasó de ser un territorio poco conocido a convertirse en la joya del vino australiano. Sus espumosos, Pinot Noir y Chardonnay de clima frío sorprenden en todo el mundo. En esta nota te invito a descubrir por qué esta isla está marcando tendencia y qué oportunidades abre para sommeliers, vinotequeros y amantes del vino.
Cuando hablamos de vinos australianos solemos pensar en tintos potentes, Shiraz musculosos y blancos maduros. Sin embargo, en los últimos años una isla al sur del continente empezó a cambiar la narrativa: Tasmania. Con apenas 2.400 hectáreas de viñedo y poco más de 200 bodegas, esta región se ha convertido en la referencia australiana de vinos de clima frío, destacando por sus espumosos de clase mundial, Pinot Noir delicados y Chardonnay de precisión quirúrgica.
Una isla marcada por el océano
Separada del continente por el Estrecho de Bass, Tasmania es un territorio pequeño, azotado por vientos, lluvias y corrientes marinas frías que definen el carácter de sus vinos. La mayoría de los viñedos se concentran en la costa este y norte, zonas más protegidas donde la viticultura puede prosperar. Las vendimias se extienden de marzo a mayo, lo que coloca a la isla en un calendario similar al de Nueva Zelanda y la posiciona en el radar de quienes buscan vinos con alcoholes contenidos y acidez natural vibrante.
Variedades y estilos protagonistas
Si hay dos uvas que marcan el pulso en Tasmania son Pinot Noir y Chardonnay, que juntas representan más del 70% de la superficie plantada.
- El Pinot Noir se vinifica tanto en espumosos como en tintos ligeros, de color sutil, fruta roja fresca y notas herbales que recuerdan más a Borgoña o Martinborough que al continente australiano.
- El Chardonnay combina la tensión cítrica con un uso preciso de la madera, lo que da vinos modernos, minerales y con buena capacidad de guarda.
- En menor medida aparecen Riesling, Sauvignon Blanc y Pinot Gris, todos con un perfil aromático vibrante y acidez firme.
Pero si hay un estilo que consolidó el prestigio de la isla son los espumosos de método tradicional, elaborados con la dupla Pinot Noir–Chardonnay. Con burbujas finas, frescura oceánica y una estructura gastronómica, hoy son reconocidos como los mejores de todo el hemisferio sur.
Reconocimiento internacional y turismo en expansión
Tasmania ya no es un secreto. En los Decanter World Wine Awards 2024, la isla consiguió dos premios Best in Show, consolidando su reputación global. Ese reconocimiento va de la mano de un boom enoturístico: rutas del vino, restaurantes de alta cocina en Hobart y Launceston, y experiencias que combinan viñedo y paisaje volcánico con playas negras únicas en el mundo.
Este crecimiento también tiene un efecto en la estrategia de bodegas y distribuidores. Al no contar con una tradición vitícola centenaria, la mayoría de los proyectos apuntan directamente a segmentos premium, reforzando la idea de rareza, escasez y exclusividad.
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Por qué mirar a Tasmania
Para sommeliers, vinotequeros o importadores, Tasmania representa una oportunidad clara. La isla ofrece vinos diferentes al resto de Australia, con un relato sólido basado en clima frío, calidad constante y reconocimiento internacional. En cartas y tiendas, funcionan como alternativa refrescante frente a regiones clásicas de Pinot Noir, Chardonnay y espumosos de alto nivel.
Tasmania se consolidó como la nueva frontera del vino australiano, un laboratorio de frescura que combina terroir oceánico, proyectos innovadores y una identidad en plena expansión. Ya sea a través de un espumoso de Pipers River, un Chardonnay de Coal River Valley o un Pinot Noir del Derwent, los vinos de la isla invitan a descubrir que Australia es mucho más que calor y potencia: también es precisión, elegancia y futuro.
Para ampliar la mirada sobre los vinos de Tasmania te invito a escuchar este episodio del podcast.