Un espacio en MarianoBraga.com en el que destacadas personalidades de la gastronomía, la enología y la cultura en Argentina y el mundo nos cuentan sobre ese vino que les dejó una huella. Esta vez, Martín Berasategui.
Martín Berasategui es cocinero
Son muchos los vinos que me han marcado en un momento dado de mi vida. Soy un apasionado del Champagne y he tenido la fortuna de poder probar los mejores que se elaboran en el mundo a lo largo de estos años, pero quisiera mencionar aquí un vino nuestro, del País Vasco, que estoy consumiendo últimamente y que me parece que marca un antes y un después en la forma de elaborar los txakolis: se trata del K5 del cocinero Karlos Arguiñano.
Es un vinazo con toda la garra y esencia del Atlántico, procedente de viñas propias de Hondarribi Zuri perfectamente mimadas y vinificadas. Tuvimos el honor de probarlo precisamente por primera vez en su bodega de Aia y fue un lujazo total.
Es un vino lleno de frescura, buena estructura y final redondo, un caldo con raíces, del que los vascos nos podemos sentir orgullosísimos.
Primero lo primero: ¡qué honor para nosotros tener la palabra de uno de los cocineros más famosos del mundo! Una eminencia de la gastronomía vasca, y ese chef que posee en su haber un enorme puñado de estrellas Michelin.
Pero vayamos al vino. Acá, Martín nos cuenta sobre un txakoli, ese blanco desvergonzado bañado por las costas del Cantábrico, de alcohol bajo y acidez penetrante que se elabora en un ciento por ciento a partir de la cepa local Hondarribi Zuri… y el resultado siempre es fenomenal.
Imaginen un txakoli, algún marisco preparado por el gran Martín Berasategui y, de fondo, el azul del mar. Ese, les aseguro, sería también MI VINO.