Insignia de los mejores vinos del Nuevo Mundo, el enoturismo en California es éxito asegurado. Valles fértiles, grandes blancos y tintos y un paraíso del turista. Aquí, una vuelta por lo mejor de su viticultura.
Pensar en una experiencia de enoturismo en California es un pensar en una travesía con éxito asegurado. Este estado de los Estados Unidos es el cuarto productor mundial de vinos. Sí, así como te lo digo: California, por sí solo, produce más vino que Argentina, que Chile, que Australia y que varios otros gigantes. Por eso, hacer un viaje por sus zonas vitivinícolas es una experiencia irreproducible, con esas praderas de flores de mostaza y campos de trigo intercalados con hileras de Cabernet y compañía.
Llegué a la ciudad de Napa en pleno mes de febrero
Y no es la mejor época para ir de visita, porque es cuando las bodegas suelen tomarse un descanso invernal. Pero el viaje fue estupendo de todas formas.
La ciudad de Napa y sus alrededores son el paraíso para el amante del vino… imagínense que hay más de 300 productores en un valle de solo 17.000 hectáreas; la consecuencia es una concentración fenomenal, con cientos de bodegas, unas frente a otras.
En la ciudad hay una gran cantidad de excursiones que, a lo largo de una jornada completa, recorren entre 4 y 5 bodegas, permitiéndole a los visitantes degustar sus vinos e incluso almorzar en los jardines de varias de ellas. Fuera de aquí, la gastronomía en Napa es un 10: muchos restaurantes de alta cocina en donde, claro, las cartas de vinos compiten en calidad y cantidad.
¿Qué probar aquí? La especialidad de la región está centrada en varietales tintos a base de Cabernet Sauvignon, Merlot y Zinfandel; para los amantes de los blancos, la clave es buscar Chardonnay con fermentación y añejamiento en roble.
Vamos a Sonoma
Viajando unos 20 kilómetros al oeste de Napa se abre paso un nuevo valle que, lamentablemente, durante años fue la actriz de reparto de su vecina mayor. Sonoma tiene unos vinos tremendos, más competitivos a nivel precio, y una producción intensa de Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir y Zinfandel. En general, una característica que distingue a estos vinos de sus colindantes es la acidez: algunas subzonas de Sonoma como Los Carneros o Russian River Valley mantienen temperaturas más frescas gracias a las que logran obtener blancos y tintos de acidez más penetrante.
Si estás analizando la posibilidad de ir de visita a Sonoma, una muy buena sugerencia es la de visitar alguna de las muchas ferias y mercados itinerantes, tan tradicionales de la ciudad. Además de sus vinos, la zona es reconocida por sus quesos de cabra, vegetales orgánicos y otros productos de granja de alta calidad.