Esta es la nota original que salió publicada en el Suplemento Ollas&Sartenes del Diario Clarín, con una selección de 7 bebidas para acompañar platos muy frescos elaborados con las frutas de temporada.
Para la brochette de langostinos y duraznos les recomiendo un vino blanco de buena untuosidad aunque no muy invasivo, para equilibrar la sutileza de los sabores del langostino. El Angélica Zapata Chardonnay 2004 es una alternativa más que interesante por su elegancia y buena estructura; además, los aromas frutados de este vino combinan a la perfección con los duraznos.
El segundo paso es una pavita fría con emulsión de ciruelas y es, precisamente, una preparación que incorpora varios otros ingredientes como el caldo de vegetales y los espárragos, uno de los principales enemigos del vino. Por eso la clave está en encontrar una etiqueta que equilibre estructura y acidez, por lo que los rosados, una vez más, se convierten en el mejor aliado. Mi propuesta es el CarinaE Rosado de Malbec 2008, un vino de nariz herbácea, boca algo dulzona y chispeante acidez.
Para la bondiola de cerdo braseada con puré de damascos y salvia se me ocurren dos opciones bien distintas: para los clásicos, el 25/5 Syrah, un vino delicioso de La Pampa bastante distinto a los típicos Syrah sanjuaninos, con notas minerales muy marcadas que complementan maravillosamente bien la salsa de soja. Para los más aventureros, una idea ciertamente distinta es la de maridar el plato con un Ramos Pinto LBV (250.-), un Oporto maravilloso cuya estructura y dulzor generaría una armonía ideal con lo agridulce de la propuesta.
Tanto la tarta tatin de duraznos como la torta de damascos tienen sabores que se complementarán perfectamente con el Graffigna Viognier Tardío, un blanco dulce muy interesante que funciona perfectamente bien con el helado de crema americana, el polvo de almendras y las frutas blancas de carozo.
El triffle, por su parte, presenta un desafío ya que, al estar las ciruelas maceradas en ron, elegir un vino puede no ser la mejor alternativa. Por eso les sugiero un trago conocido como Brasilia, al cual le haremos una pequeña modificación: en una coctelera ponemos algunos cubos de hielo, 1/4 de crema de leche, 2/4 de café frío y un último cuarto de ron (el mismo con el que haremos la maceración de las frutas). Por último agregar una cucharada de azúcar y otra cucharada de pulpa de ciruelas.
Finalmente, las tarteletas de ciruela, damasco y durazno son la excusa perfecta para descansar el paladar y elegir un té de sabores simples pero sabrosos. La propuesta consiste en una infusión a base de hebras de té negro, naranja, jengibre y pétalos de rosas.