vino tirado

El vino tirado. Una tendencia ecológica y eficiente

El vino tirado ha sido una tendencia en Estados Unidos y Europa durante más de una década. Aquí exploramos algunos de los desafíos y limitaciones asociados con el vino tirado también conocido como tap wine.

El consumo y la venta de vino tirado en América Latina están en una fase de crecimiento incipiente, impulsada por la innovación y la búsqueda de prácticas más sostenibles. Aunque la adopción de esta tendencia es todavía limitada en comparación con regiones como Estados Unidos y Europa, países como Argentina y Brasil están comenzando a explorar el potencial del vino tirado, especialmente en zonas urbanas y en establecimientos orientados a consumidores jóvenes y conscientes del medio ambiente.

La flexibilización de las regulaciones y la creciente demanda por opciones más ecológicas están fomentando el interés por esta modalidad de servicio. Sin embargo, el mercado enfrenta desafíos como la necesidad de educación del consumidor, la inversión en infraestructura y la diversificación de la oferta, factores que serán cruciales para que el vino tirado gane un espacio significativo en el panorama vinícola latinoamericano.

 

La sustentabilidad del vino tirado

En un mundo cada vez más consciente de la importancia de la sostenibilidad, la industria del vino no se queda atrás. Este método de almacenamiento y servicio, similar al de la cerveza tirada, no solo ofrece ventajas en términos de frescura y calidad, sino que también presenta importantes beneficios ambientales. ¿Cómo el vino tirado contribuye a la sostenibilidad?  y ¿por qué es una opción ecológica y eficiente para consumidores y productores?

Una de las principales ventajas del vino tirado es la significativa reducción en el uso de vidrio. El uso de barriles de acero inoxidable reutilizables disminuye drásticamente la necesidad de botellas de vidrio. El resultado es la reducción de residuos y menor consumo de energía necesaria para producir y transportar los envases de vidrio.

El sistema de vino tirado minimiza el desperdicio. En el caso de las botellas, una vez abiertas, el vino comienza a oxidarse, lo que limita su vida útil. Sin embargo, en un barril de vino tirado el vino se mantiene fresco gracias al uso de gases inertes como el nitrógeno o el argón, que evitan el contacto con el oxígeno. Esto permite que el vino se conserve en perfectas condiciones por mucho más tiempo, reduciendo el desperdicio.

Los barriles de vino tirado son más eficientes en términos de transporte. Al ser más ligeros y compactos que las botellas de vidrio, permiten transportar mayores volúmenes de vino en menos espacio y con menor peso. Esto se traduce en menos viajes de transporte y, por ende, una reducción en las emisiones de carbono asociadas al transporte.

 

Menor huella de carbono

La producción y reciclaje de barriles de acero inoxidable tienen una huella de carbono significativamente menor en comparación con las botellas de vidrio. Los barriles pueden ser reutilizados múltiples veces, y su durabilidad hace que tengan una vida útil prolongada. Esto contribuye a una menor demanda de nuevos materiales y una reducción en la generación de residuos.

El uso de vino tirado fomenta prácticas sostenibles en la cadena de suministro del vino. Al reducir los costos de producción y transporte, las bodegas pueden invertir más en métodos de cultivo ecológicos y en la implementación de tecnologías verdes en sus procesos.

Además, los restaurantes y bares que adoptan el vino tirado pueden promover una imagen de responsabilidad ambiental, atrayendo a un público cada vez más consciente del impacto ambiental de sus elecciones de consumo.

 

Los desafíos para el mercado

El vino tirado ofrece una serie de beneficios significativos, especialmente en términos de sostenibilidad y frescura. Sin embargo, también presenta desafíos que deben ser abordados para su adopción generalizada. La falta de ceremonialidad, la variedad limitada, la inversión inicial en equipos, el mantenimiento necesario, la percepción del consumidor, las complejidades logísticas y la necesidad de un consumo rápido son factores que las bodegas, distribuidores y establecimientos deben considerar al decidir si implementar este sistema.

A medida que la industria del vino evoluciona, es probable que veamos soluciones innovadoras para superar estas desventajas y maximizar los beneficios del vino tirado.

Para saber más sobre sustentabilidad y productos que tienene en cuenta al medio ambiente puedes leer la nota ¿Qué es un vino orgánico?

 

En este episodio del podcast hablamos del tema del «wine on tap» escuchalo…

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