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UN VINO de Hans Vinding-Diers

Un espacio en MarianoBraga.com en el que destacadas personalidades de la gastronomía, la enología y la cultura en Argentina y el mundo nos cuentan sobre ese vino que les dejó una huella. Esta vez, Hans Vinding-Diers.

Hans Vinding-Diers es enólogo y propietario de Noemia

 

pom-lepin-1989-75_20151126115914_6409Hace unos 15 años pude comprar una de las muy pocas botellas que quedaban en el mercado del Château Le Pin 1989, una gran añada para Burdeos. Recuerdo que el gerente del banco me llamó dos días después preguntándome si estaba loco… ¡cómo iba a gastar tanto en una botella!

Pero valió la pena. Un año después, en Firenze, Italia, con amigos y en un muy buen restaurante, llevé la botella. Todos mis amigos eran grandes amantes de vino, se imaginarán.

Definitivamente, fue una de las cosas más memorables que he probado en mi vida. Tenía un color rubí intenso, aún con 10 años encima, y su nariz era como un perfume inolvidable, algo cósmico, de otro mundo… era el universo en una copa.

En boca tenía mil capas y, para que se den una idea, tomamos la botella durante un periodo de 2 horas, y no fueron suficientes para sentir todo lo que tenía para ofrecernos.

Fue este Le Pin 1989 el que me inspiró para hacer mi propia etiqueta, Noemia, y el vino que todavía deja en mí ese recuerdo de inspiración total.

 

Queridísimo amigo, Hans es uno de los enólogos que personalmente más admiro, portador de un bajo perfil y una humildad poco vista en el mundo de la vitivinicultura.

Dicho esto, vamos al vino. Le Pin es de lo más más más más que podés encontrar en Pomerol, ahí cerquita de Burdeos en el suroeste francés. Y la producción de esta única etiqueta lleva el concepto de exclusividad hasta el límite: 5 acres (un poco más de dos hectáreas), amplísima mayoría de Merlot (que matiza con menos del 10% de Cabernet Franc) y una producción de no más de 5000 botellas anuales.

No en vano muchos lo llaman “el vino más caro del mundo”; piensen que una botella de Le Pin 2009 hoy puede venderse a unos 40 mil pesos argentinos. ¿Y un 1989, Mariano? No sé, pero seguro es para justificar la llamada del banco a mi amigo Hans.

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