Puede ser la pregunta del millón. Cuándo pagar más. Por qué. Qué es lo que mueve el piso. Acá, les prometo al menos una aproximación mía… y una visión más que interesante de dos de los mejores sommeliers del mundo.
¿Qué buscan en una etiqueta? ¿Qué es lo que conmueve a un conocedor de vinos? “Tiene que haber algo único detrás de la botella para que sea de verdad interesante. Que el vino ‘sea bueno’ es un punto de partida, pero no suficiente: la clave es que las personas y la tierra que lo hicieron posible puedan verse a través de él”. Arvid Rosengren es sueco y hace algunos años, con apenas 31, se catapultó a la fama al haberse alzado con el título de Mejor Sommelier del Mundo.
Me acuerdo verlo a Arvid en ese escenario de la final, en la ciudad de Mendoza. Relajado, haciendo un servicio súper amistoso y alejado años luz de lo que podríamos pensar que envuelve al sommelier número uno del planeta. “Creo que estamos avanzando hacia cartas de vinos más pequeñas. Esto es, sobre todo, por razones económicas. Pero también, con el mundo del vino haciéndose tan amplio, tener más opciones ya no equivale a que los clientes tengan una mejor experiencia, quienes en general encuentran esas cartas enormes difíciles de entender. Armar menús de bebidas interesantes y chicos es más difícil que armar los grandes, y requieren como pocos un sommelier a su cargo”.
Bueno, volvamos. ¿Qué busca el sommelier al buscar un vino?
También se lo pregunté a David Biraud, quien en ese mismo concurso en Mendoza había quedado en el segundo lugar. “¿Qué busco yo?”, retrucó. “Historia y placer, pero también el sueño y la filosofía del enólogo detrás”.
Es que las respuestas suelen ir por ahí.
Yo siempre intento volver a las bases porque sé que el vino es pura subjetividad. Entonces, lo que a mí me gusta puede resultarle indiferente al otro, y ése es un mantra.
El factor “x”
Y me encanta describirlo como tal. Creo que la primera vez que escuché esta idea aplicada a la valoración de un vino fue en la revista norteamericana Wine Spectator. Hay un factor de excitación, de sorpresa, algo más intangible que sucede a veces cuando se bebe un vino.
No es emoción en mi caso. Ni lágrimas ni nada de eso.
Pero, al menos sí para mí, ese efecto “wow” de un vino tiene relación con conocer la historia detrás. Por eso la cata a ciegas no deja de ser ingrata en muchos aspectos, separándote del enólogo, de la añada, de las dificultades y del amor puesto detrás.
En definitiva, un vino se resume en el día a día a un disfrute. Pero, a veces, el descorche simboliza algo más, y entonces la ocasión lo amerita y se inicia la búsqueda de ese vino que rompe los esquema. En general, el vino ése siempre tiene una historia detrás para desnudar.
Ahí, probablemente, habremos encontrado el mejor vino del mundo.
Ahora te pregunto a vos… ¿qué buscás vos en un vino? ¿Qué es lo que más valorás? ¡Te leo en los comentarios!
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