Madeira es una isla volcánica perdida en medio del Atlántico, y famosa en todo el mundo no solo por Cristiano Ronaldo, no. Los vinos de Madeira son una joya espectacular de la que hoy, después de dos viajes a Funchal, te quiero contar.
Madeira es espectacular. Una isla de playas negras por la ceniza volcánica y una producción vinícola que es ejemplo en el mundo. Estuve dos veces en Funchal, su capital: un pueblo hermosísimo, vivo, de clima espectacular durante todo el año (aunque bastante menos caluroso de lo que se piensa) y en donde las bodegas tienen sus casas de elaboración, produciendo algunos de los vinos menos conocidos y más admirados del mundo.
En Madeira la viticultura se lleva a cabo generalmente en pequeñas parcelas, con cada productor cuidando entre 1 o 2 hectáreas de tierra, no más.
¿Qué hace que los vinos de Madeira sean tan especiales?
Su proceso de elaboración es espectacular. Desde la técnica de “estufagem” (de la que te hablo más adelante) hasta la cuidadosa selección de variedades como la Boal, la Malvasía y la Terrantez, una exclusividad local de la que se producen poco menos de 4000 litros anuales.
Dejame compartirte acá algunos highlights de Madeira y sus vinos:
- La isla tiene menos de 500 hectáreas en total con viñedos
- Las grandes bodegas compran la mayoría de la producción a fincas familiares
- La mayoría de los viñedos son de la uva Tinta Negra (usualmente vinificada como blanca)
- Las bodegas tienen la obligación de guardar 2/3 de la producción anual. Es decir, cada año pueden embotellar solo 1/3
- Cerca del 80% de los vinos se exportan
- Frente a los vinos de Oporto o Jerez, en Madeira se habla de cepas mucho más que de estilos
- El madeirense no suele comprar vino de Madeira: la mayoría de las familias aún tienen producción propia
- Salvo excepciones, la mayoría de los vinos de Madeira son encabezados, es decir, tienen un agregado de alcohol de origen vínico (ese alcohol se agrega en el momento que el enólogo defina, de acuerdo al azúcar residual que quiera lograr)
- Ningún vino de Madeira hace fermentación maloláctica porque antes se lo encabeza
- De forma natural, un vino de Madeira llegaría a los 9 grados de alcohol, ya que el clima es bastante menos caluroso de lo que se piensa
- Las pipas (toneles de roble, generalmente americano, de 600 litros más y menos) suelen exponerse al sol. Acá, cuanto más calor en la sala de barricas, mucho mejor
El estufagem de los vinos de Madeira
El proceso de “estufas” varía bastante de productor en productor, pero hoy en general consiste en someter al vino a temperaturas de entre 40 y 45 grados durante 3 meses. Se realiza básicamente en tanques de acero inoxidable por los que circula agua caliente y, el objetivo, es lograr la caramelización de los azúcares.
Esta idea de someter los vinos adrede al calor buscan de alguna forma recrear las condiciones de los viajes en barco de antaño.
Importante: este “estufagem” en general es exclusivo de los vinos más baratos.
Los más viejos del mundo
Uno de los asuntos más fascinantes de los vinos de Madeira es su longevidad. Algunas botellas pueden envejecer durante larguísimas décadas, incluso siglos, antes de ser disfrutadas. Este envejecimiento se ve facilitado por la adición de alcohol vínico, que eleva el contenido alcohólico a niveles entre 18 y 22 grados.
En la mesa
Sí, porque no hay que dejarse engañar por su antigüedad. Los vinos de Madeira son increíblemente versátiles a nivel maridaje y combinan genial con una amplia variedad de platos, desde postres dulces hasta platos salados y quesos. De hecho, siempre cuento como una experiencia reveladora el mix de Madeira con queso de leche de oveja con mohos azules que hacíamos en Pampa Roja.
Si te gustaría saber un poquito más de este tema, te dejo el link con el episodio al podcast en el que te contaba sobre mis viajes a Madeira…