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Entrevista con Lucía Romero

Lucía es Gerente de Exportaciones de una de las bodegas referentes del norte argentino: El Porvenir de Cafayate. Quiero compartir con ustedes el perfil de una mujer apasionada con visión global y espíritu salteño.

El mercado del vino en la Argentina plantea una situación común para la mayor parte de las bodegas: como la producción nacional es mayor que la demanda interna, deben encaminarse a una aventura por el mundo en pos de posicionar sus vinos en otros mercados. El dilema se presenta con el modo en el que cada empresa decide iniciarse en esta osada travesía.

Determinación, visión a largo plazo y capacidad de trabajo son algunos de los pilares sobre los cuales se debe trabajar para asegurar el éxito. Y todos ellos, justamente, son rasgos que definen a Lucía Romero, Gerente de Exportaciones de El Porvenir de Cafayate.

Lucía, ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo del vino? Mi pasión por el vino empezó desde muy chica en mi familia; en los años 80 mi padre y mi abuelo tuvieron una bodega en Tolombón, Salta, así que imaginarás que siempre se habló mucho del tema. Para volver más técnicos mis conocimientos y seguir aprendiendo, hice también varios cursos en Argentina, pero cuando viajo es realmente en donde más aprendo. Hace dos años comencé a trabajar formalmente en El Porvenir de Cafayate, pero siempre había estado al tanto de lo que se hacía en este proyecto que mi padre comenzó en 1999. En ese año se compraron la bodega y los viñedos, y se realizó una importante inversión en tecnología, en infraestructura y en la viña, siempre teniendo en cuenta que el objetivo de la bodega era elaborar vinos de muy alta calidad.

¿Cómo creés que evolucionó el mercado del vino desde que comenzaste hasta estos días? Hoy la industria es altamente competitiva, y por eso existe una muy fuerte necesidad de diferenciarnos como productores de vino; es decir, ofrecer productos de calidad y de nivel internacional pero con una fuerte identidad. Eso es lo que buscamos nosotros: elaborar vinos de alta gama que expresen las características de Cafayate, que son únicas y, por cierto, muy atractivas.

Cuando recibieron la Gran Medalla de Oro por el Laborum Malbec 2005 por ser el vino mejor puntuado en los Hyatt Wine Awards 2007, vos dijiste que había sido un gran logro no solamente para la bodega, sino también para la zona porque les permite “demostrar” que en Cafayate hay mucho más que Torrontés. ¿Cómo ves esta situación? ¿Qué opinión te merece el Tannat y qué otras cepas considerás que pueden darse bien en las tierras salteñas? A pesar que desde un comienzo nuestros vinos han sido reconocidos en varios concursos internacionales, la medalla obtenida en Mendoza fue muy significativa para todos nosotros  porque fue una manera de mostrar al consumidor local que en Cafayate también podemos hacer vinos tintos excelentes. Sirvió para romper el antiguo preconcepto de que en la región sólo se puede hacer Torrontés; porque, si bien es cierto que el Torrontés se da muy bien en Salta y que es una cepa muy representativa de la región, es importante reconocer que hay muchos vinos tintos con una calidad sorprendente y verdaderamente apreciada por los jurados internacionales. El Tannat es una variedad muy interesante, y es sabido que en Cafayate se está desarrollando muy bien. Nosotros elaboramos con Tannat partidas muy limitadas de la línea Laborum, que nos sigue sorprendiendo cosecha tras cosecha. Más aún, nos damos cuenta de que al buscar lo exótico afuera, el Tannat juega un papel muy interesante. Creo que a futuro esta variedad va a tener un gran protagonismo y va a servir para seguir posicionando a Cafayate en la Argentina y el mundo.

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