Culo o picada, es esa curvatura cóncava que tienen las botellas en su base. Algunas incipientes, apenas perceptibles, pero otras son tan pronunciadas que hasta asustan. ¿Cuánto podemos saber del vino a partir de ellas?
La picada está en la base de la botella: esa hendidura cóncava que en los vinos de batalla es incipiente pero que, a medida que aumentamos la calidad de la etiqueta, se va profundizando. El mito jura que esa hendidura, conocida como “picada” o “culo”, tiene una clara utilidad: la de permitir poner el dedo pulgar dentro de ella, acomodar la mano, y facilitar el vertido del vino en una copa.
¿Realmente es tan así el uso de la picada?
Bueno, aparentemente este formato pudo haber nacido en Francia y, según aseguran algunas fuentes, efectivamente se comenzó a hacer para que los mozos mejoraran la forma de presentar y servir el vino, con una técnica distinta que, a vistas de muchos, resultaba algo más sofisticada.
Sin embargo, cuando vamos al “manual de servicio”, la botella de vinos tranquilos (es decir, excluimos a los espumosos, en donde este tema varía un poco) deben tomarse por el cuerpo, y no por la base con el pulgar en la picada. ¿Entonces? Entonces también nos damos cuenta de que, hoy, esta curvatura simboliza cierto “estatus”, dándole un carácter distintivo a las botellas que cuentan con una picada profunda.
¿Más caro, más picada?
Bueno, no necesariamente es así, pero pensémoslo de esta manera. En la práctica, nos sucede que cuando más costoso es el vino, en general tenemos botellas de mayor tamaño (más altas, hombros más erguidos, vidrio más grueso y, por lo tanto, pesado) y, para mantener esos mismos 750 centímetros cúbicos, la picada hace la diferencia, aprovechando para “equilibrar” el contenido y no terminar con botellas de 850 CC o 1 litro.
Sedimentos
Una última utilidad de la picada: en los grandes vinos, aquellos que pueden añejarse durante largo tiempo, es posible que se dé la formación de sedimentos. Cuando tenemos una picada profunda, y el vino está guardado en posición recostada, favorecemos que esos posos (sí, con “s”) queden “atrapados” por los bordes del vidrio. Así, vamos a lograr que los sedimentos no se estén agitando por el líquido y, en caso de que debamos decantar el vino (Dios no lo permita), la tarea sea mucho más sencilla.
En conclusión, la idea de que a mayor culo, más calidad del vino, podemos decir que definitivamente no es real aunque, en la práctica, hay una verdad que es que muchos de los vinos de alta gama eligen picadas profundas.
Esa picada tiene múltiples propósitos: desde “equilibrar” el contenido de una botella más grande para que no supere los 750 CC hasta favorecer el depósito de los sedimentos y darle mayor apreciación de calidad al packaging por parte del consumidor.