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Desterrando mitos: sandía, vino y muerte

El mito siempre estuvo vigente: mezclar sandía y vino podía sugerir una muerte segura. Acá, los orígenes de la leyenda, algunos poderes sexuales, prohibiciones y un buen puñado de graciosas anécdotas.

El mito siempre estuvo vigente: mezclar sandía y vino suponía un serio riesgo para nuestra salud. Algunos aseguraban que “endurecía” el estómago, otros que habían escuchado de algún amigo de un amigo de un amigo que, se dice, había fallecido a causa de esa explosiva combinación. Un mito que, a pesar de que muchos sostienen como típicamente argentino, también está arraigado en otras culturas a cientos de miles de kilómetros de nuestra patria.

Primero que nada puedo asegurarles que la ingesta simultánea de la Citrullus lanatus (sandía para los amigos) y el jugo fermentado de la uva no resulta perjudicial para la salud en lo absoluto. En su momento, más precisamente el 20 de diciembre de 2007, la revista británica BMJ sacó a la luz un artículo titulado “Mitos Médicos” que dejaba en claro que la mezcla de vino con sandía no suponía ningún riesgo. Pero no me quedé contento con eso e hice la prueba en casa.

Agarré una sandía y un bonito Malbec y decidí embeber la pulpa de la rosada fruta dentro de un copón rebosando de nuestro vino emblema. Y nada. Lo comí (aunque les aseguro que no es muy muy rico) y acá me ven, aún escribiendo y con las neuronas (las que había, que tampoco son tantas) todavía intactas. Ahí me puse a pensar en los queridos clericós y sangrías (a los que bien puede agregárseles sandía) e, incluso, a las tradiciones de ahuecar la sandía y llenarla de bebidas alcohólicas (en Centroamérica, por ejemplo, es una tradición completarla con ron y azúcar negra). Ninguno de ellos, al menos que yo haya escuchado, ha muerto después de la combinación.

Ahora bien, fui a buscar el origen de esta leyenda y, lamentablemente, las respuestas son erráticas. Pero me quiero quedar con una que me pareció atractiva, aunque me atrevo a ponerla en duda: la relata Facundo Di Genova en un libro que publicó bajo el nombre “El barman científico. Tratado de alcohología”, en donde el autor pone su cuerpo como “prueba” para comprobar o no ciertas hipótesis relacionadas al alcohol. Una de ellas era la de la sandía con vino, en la que Di Genova dice: “No te morís, salvo que lo tomes a temperaturas superiores a los 40 grados porque se forma una molécula peligrosa.” Aparentemente la molécula se forma con el óxido de Nitrógeno de la sandía y con un alcohol que hay en el vino, que es la glicerina. Cuando ambas se combinan, y se suma el ácido sulfúrico, se crea la nitroglicerina, que en las personas actúa como vasodilatador en quienes tienen problemas del corazón y es también uno de los precursores del Sildenafilo (Viagra… ¿les suena?). La historia, entonces, dice que aquel mito sobre las consecuencias letales de la sandía con vino surgió como argumento católico en contra de la promiscuidad. ¿Será verdad? Mmmmm… no lo sé pero, aunque la tomo con pinzas, la historia me pareció lo suficientemetne graciosa como para contárselas.

MITO COMPLETAMENTE FALSO.

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