Fue la más plantada de Argentina, solo unos años atrás. La Bonarda Argentina era la requeteproductiva, esa con la que nada interesante podías hacer… hasta que algunos enólogos la rescataron de su pasado oscuro, dándole hoy su segunda oportunidad.
Bonarda Argentina, hablando con total propiedad. Porque esta uva genéticamente es originaria de Francia, en donde se la conoce como Corbeau, y poquito tiene que ver con la Bonarda Piemontese de Italia, con la que la solíamos confundir antaño.
En Argentina hay más Bonarda Argentina que Cabernet, Syrah, Merlot, Tempranillo y varias otras porque, hablando de números, solo la supera el Malbec. ¿Pero por qué entonces se la ve como algo nuevo? Es que, si la dejás libre, es casi tan productiva como Maru Botana en materia de maternidad. Más producción, menos calidad y, aunque esta regla a veces no resulta tan así, sirve para hacernos una idea del peligro que supone una finca que entregue altísimos rendimientos: difícilmente se la pueda llevar al terreno de la alta gama.
Pero entonces se le quiso buscar ese nuevo lugar. Bodegas como Nieto Senetiner (con su emblemático Bonarda Edición Limitada) y Zuccardi la llevaron a lo alto, convirtiéndola en una alternativa cuando buscamos íconos locales.
Quizás su gran fuerte llega de la mano del descorche, porque siempre se trata de tintos perfumados y bien equilibrados, con buena potencia frutal y paladar suave, amigable. La compañera ideal de pizzas, picadas y pastas, le dicen, y es acá en donde comparte con el Malbec ese mote de comodín en materia de maridajes: la Bonarda queda bien con todo.
ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADO ORIGINALMENTE EN LA REVISTA CUISINE&VINS