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Etiquetas de vino: un gran recurso de marketing

El diseño de una etiqueta de vino tiene más influencia en nuestras decisiones de compra de lo que pensamos. Colores, tipografías y nombres creativos son solo algunos de los elementos que nos guían a la hora de elegir una botella. Descubre cómo funciona esta fascinante psicología detrás de la etiqueta.

Cuando estamos frente a una pared de vinos, la elección no siempre se basa en conocimientos técnicos sobre uvas o terroir. Más bien, muchos consumidores se dejan llevar por lo que ven. Aquí te presentamos algunos de los elementos que influyen en la decisión de compra, desde lo visual hasta lo emocional:

 

El poder del diseño visual en las etiquetas de vino

  • Primera impresión visual: El diseño de la etiqueta es la primera interacción que tenemos con el vino. Captura nuestra atención en segundos, guiando nuestra decisión en función de lo que vemos antes de lo que sabemos.
  • Colores y tipografía: Los colores evocan emociones y asociaciones. El rojo y el dorado se relacionan con lujo, mientras que el verde suele asociarse con vinos ecológicos. Del mismo modo, la tipografía nos habla de tradición (fuentes clásicas) o modernidad (fuentes más minimalistas y elegantes).
  • Elementos gráficos: Los gráficos y el estilo general de la etiqueta también cuentan. Por ejemplo, una etiqueta minimalista puede atraer a un público más joven y moderno, mientras que una etiqueta más elaborada y detallada podría atraer a quienes valoran lo artesanal o lo clásico.

 

El diseño visual de una etiqueta actúa como un filtro, ayudándonos a seleccionar vinos que percibimos como alineados con nuestras preferencias o aspiraciones. Estudios han demostrado que la estética visual puede ser un factor decisivo en las compras impulsivas, haciendo que un vino destaque en un mar de opciones.

El impacto del nombre y las percepciones culturales

  • Nombre del vino: La psicología del nombre es fascinante. Un nombre original o creativo puede generar curiosidad y hacer que una botella se destaque, mientras que un nombre más tradicional puede inspirar confianza y familiaridad. Algunos vinos se benefician de nombres que conectan emocionalmente con el consumidor, evocando imágenes o sentimientos positivos.
  • Storytelling en la etiqueta: Las etiquetas que cuentan una historia suelen conectar mejor con los consumidores. Narrar la procedencia del vino o destacar una historia personal detrás de la bodega crea una conexión emocional, transformando la compra en una experiencia.
  • Influencias culturales y sociales: La percepción del consumidor también se ve afectada por factores como el prestigio de la región vinícola y las tendencias del momento. Los vinos de regiones conocidas, como Napa Valley o La Rioja, automáticamente proyectan calidad y autenticidad. Además, etiquetas asociadas con movimientos como la sostenibilidad o el vino natural capturan la atención de consumidores más jóvenes y conscientes de las tendencias sociales​.

 

En la psicología del consumidor de vino, la etiqueta juega un papel crucial. No solo influye en la percepción del producto, sino que también apela a nuestras emociones y valores. La combinación de un diseño visual atractivo, un nombre memorable y una historia convincente puede ser decisiva al momento de elegir una botella, recordándonos que, muchas veces, el packaging es tan importante como el contenido.

Otra de las cuestiones que involucra al marketing y al diseño de una marca de vino son las contraetiquetas y para leer más sobre el tema puedes consultar la nota: Las contraetiquetas del blablá.

Y en el podcast hablamos de una ley que está poniendo patas para arriba los vinos que encontramos en la góndola. Listado de ingredientes, QRs, calorías, azúcares y mil grises que se empiezan a ver en las contraetiquetas de los vinos.

 

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