Referente inobjetable en materia de periodismo vitivinícola en Sudamérica, Patricio ha recorrido los lugares más recónditos del planeta en busca de bodegas y experiencias inolvidables que aquí nos cuenta.
Patricio Tapia es un referente del vino latinoamericano. Narrador, y viajero incansable, ha visitado las más diversas geografías vitivinícolas, y se ha encargado de hacérnoslas conocer a nosotros también gracias a sus crónicas de viajes. Hoy, Patricio es corresponsal en Sudamérica de ‘The Oxford Companion To Wine’, ‘The World Atlas of Wine’ y el ‘Oz Clarke’s Pocket Wine Book’; además, es editor asociado de Wine&Spirits Magazine, una de las revistas más prestigiosas del mundo vitivinícola, en donde analiza el día a día de las bodegas y etiquetas en este costado del mundo.
¿Cómo ve el futuro de los vinos en Latinoamérica? Yo creo que el futuro es hoy. Tanto Chile como Argentina se han consolidado como líderes, Chile siendo pionero, pero Argentina poniéndose a la par muy pronto. Lo que queda ahora es seguir profundizando en los vinos con sentido de origen; vinos que no sólo representen lo que el público necesita o gusta de beber, sino que también lo que la naturaleza les ha dado como características. En ese sentido, nuevas zonas, tanto en Chile como en Argentina, darán nuevas posibilidades en el futuro cercano.
En un contexto mundial bastante irregular, con producciones excedentes, dificultad en la inserción a nuevos mercados y otros variados inconvenientes, los vinos argentinos continúan con índices crecientes de exportaciones. ¿A qué considera que se debe esto? A que son sin duda una novedad. Hoy, el Malbec es la gran variedad, está de moda y Argentina tiene el tamaño suficiente como para enviar al mundo una cantidad más que respetable de vino para satisfacer la demanda. Se debe tener cuidado, sin embargo, con estar de moda. Y creo que Argentina está o debe estar tomando las medidas necesarias para no ser olvidado en el mediano plazo. Debe tener las herramientas suficientes como para establecerse y ser parte estable de la oferta. Pienso, especialmente, en el mercado norteamericano.
Si tuviese que elegir los 10 mejores vinos del mundo, ¿Cree que alguno de esos lugares estaría ocupado por vinos sudamericanos? No, por el momento.
Usted es uno de los mayores referentes en periodismo vitivinícola, por lo que me es inevitable hacerle la siguiente pregunta: ¿qué opina de la creciente influencia que los comunicadores de vinos poseen sobre los consumidores? Me parece bien, siempre y cuando esa influencia nazca del gusto personal y de la honestidad, no de los intereses creados.
¿Cuáles son las etiquetas más destacadas que guarda en su cava personal? Tengo algunos clásicos de Pomerol y Médoc que es probable que no abra en muchos años más. También algunos borgoñas y chilenos y argentinos que considero que pueden vivir mucho tiempo en botella. Pero la mayor parte son vinos que corresponden a lo que me gusta en un determinado período de tiempo. Yo soy bien inquieto en términos de gustos y ahora, por ejemplo, estoy en mi etapa Baga de Bairrada, en Portugal, y mi etapa Poulsard y Trousseau de Arbois, en Jurá, Francia. También algo de Beaujolais siempre tengo y también Chinon y Touraine y Riesling alemán, pero la Baga y el Poulsard son mis dos obsesiones en estos días.