Jardinería, cocina, literatura, rock and roll, medicina y, claro, el vino. Todo, absolutamente todo, forma parte del listado de lujos de los que gusta una de las fotógrafas más emblemáticas de la Argentina.
Multifacética e incansable. Curiosa, pero a la vez fantástica. Así se podría definir a la personalidad de una de las fotógrafas más importantes de la Argentina: Andy Cherniavsky, una mujer que mezcla en su vida la jardinería con la cocina, la literatura con el rock y la medicina con la administración de empresas sin perder de vista, claro está, el estilo que la caracteriza.
Andy, contanos de todas esas cosas que te encanta hacer. A ver… mi tiempo lo disfruto, en general, en mi casa. Tengo un jardín que lo hice yo desde cero y mi gran pasión es la jardinería. Lo que pasa es que, en general, soy bastante apasionada entonces le dedico mucho tiempo a la fotografía que también es una pasión pero bueno, ya es mi trabajo. Me encanta cocinar, me encanta hacer conservas, me encanta plantar cosas para comer, hierbas… me gusta investigar. Es como que a mí me gusta hacer muchas cosas: soy una persona muy activa y muy curiosa. Siempre como autodidacta, tanto en fotografía como en jardinería.
¿Cómo fueron tus comienzos en la fotografía? Yo empecé comprando revistas extranjeras del tema y a traducir artículos; en realidad, por un lado los traducía y estudiaba inglés, y por el otro ejercitaba todo lo que decían que había que hacer. Entonces enseguida me armé un estudio en mi casa, compré una tela de pintor gigantesca, sacaba todos los muebles del living de casa, colgaba la tela y ese era mi fondo, ¡Que tampoco era blanco! Así, de a poco, me armé una carpeta. El tema es que era fanática del rock nacional y buscando qué podía hacer yo en un escenario que no fuese actuar o cantar encontré esto de la fotografía. Para que te des una idea, los primeros diez años, yo era la fotógrafa del rock: me iba de gira con Serú Girán, con Los Abuelos de la Nada, con Sumo. Después pasó mucho tiempo hasta que vi todo mi laburo junto en el rock, y me di cuenta de que había ido a 565 shows, que había hecho 100 tapas de discos y que ya me había aburrido… fue ahí que me metí en la publicidad y la moda, buscando como otra faceta. Hoy siento como que en mi trabajo se concentra todo: yo tengo una parte empresarial muy grande, me gusta mucho toda la organización dentro de una empresa, la parte productora, la parte artística que no tiene que ver necesariamente con la fotografía, sino que también se le suma la gastronomía, la decoración, la jardinería.
¿Y cómo fue tu inserción en el mundo de la gastronomía? Por mi trabajo, uno siempre tiene que hacer relaciones públicas… imaginate que cada laburo dura 3 jornadas como máximo, entonces de repente me di cuenta de que conocía más de 50 personas por día. Ahí me vi teniendo un barcito o algún lugar en el que pudiese convocar a un montón de gente y, a raíz de eso, junto a un amigo empezamos a fantasear hasta que terminamos haciendo “Bar 6”. Después pensamos en hacer algo que fuese más comercial.
¿Y el vino te gusta? Me encanta el vino, lo disfruto muchísimo aunque no soy una experta. Sí fui socia del Club del Vino durante largo tiempo y lo disfruté mucho. Me importa tomar vino rico, me gusta tomarme mi tiempo para elegirlo, me gusta probar, me gusta tener una buena carta a mi disposición, me encantaría poder armarme mi bodega, ¡pero nunca llego porque me los tomo antes! Me gusta mucho también hacer tragos; todos los fines de semana el combo asado-vino-tragos está presente. Sobre todo, me interesa que la gente aprenda a tomar vino. Me parece que es algo muy nuestro.