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Entrevista con Hans Vinding-Diers

Hans es un enólogo que salen de lo común. Recorrió el mundo trabajando en algunas de las mejores bodegas del planeta, pero decidió instalarse en las raíces de la Patagonia para dar vida a vinos de culto.

Si me forzaran a realizar un TOP 5 con los vinos argentinos que más se destacan en el mundo, Noemía de Patagonia definitivamente estaría entre ellos. Sus vinos proponen un Malbec de clase mundial que, más allá de su inobjetable calidad, tiene un grupo de personas detrás que les permiten competir entre las mejores etiquetas del planeta. Y, claro, Hans Vinding-Diers tiene mucho que ver con esto.

Nacido en Stellenbosch, cuna de los mejores vinos de Sudáfrica, es danés y ha formado parte de famosísimas bodegas en Australia, Uruguay, Portugal, España, Hungría y Francia. Sin embargo, hace algo así como 10 años, quedó encantado por los horizontes interminables de Valle Azul, en la Provincia de Río Negro, justo ahí donde comienza la Patagonia argentina… y allí se quedó junto a la Condesa Noemi Marone Cinzano, con quien comparte su vida y un sueño al que decidieron llamar Bodega Noemía. Él es también el winemaker de Bodega Chacra, un emprendimiento que ha apostado enteramente al Pinot Noir, y trabaja a cargo de la bodega Argiano, una de las más representativas de la DOCG Brunello di Montalcino, en Italia.

Nació en Stellenbosch, se crió entre algunos de los mejores viñedos de Bordeaux y también trabajó en bodegas australianas, españolas y húngaras, entre varias otras. ¿Por qué entonces hoy elige Argentina? En el fin de los años 90, estaba trabajando como free lance con una empresa inglesa de vinos, que me hicieron hacer consultoría en varios países; me propusieron, también, hacer un joint-venture con una bodega argentina en 1998. Yo acepté pensando que era en Mendoza, ¡pero no! Era para empezar una aventura en Patagonia, donde no tenía idea que se hacía vino. En 1999 hice mi primer vino en la bodega Humberto Canale, como padre del Marcus Reserva. Seguí haciendo consultoría con ellos hasta el 2006. Me enamoré del lugar y en el 2000 encontré el famoso viñedo plantado en 1932 de Mainqué, donde se encuentra Noemía.

En Bodega Chacra han apostado enteramente al Pinot Noir. ¿Cree que esta cepa en la Patagonia puede competir par a par con exponentes de la Borgoña? Sin duda, es una de las muy raras zonas en el mundo que se pueden comparar. Gente como Tanzer han comparado Chacra con un Chambolle-Musigny… pero en realidad cuando empezamos el proyecto con Piero Incisa, la idea era hacer un vino patagónico, no un Pinot Noir. En la Borgoña uno busca por un Pommard o un Chambolle, nunca un Pinot Noir. Bueno, es igual con Chacra.

Hablar con usted es hablar del Pinot Noir y del Malbec. ¿El país tiene más cepas con las que competir en el extranjero? Me falta la experiencia de trabajar otras uvas en la Argentina, y nunca hice vino en Mendoza, pero con el clima y los suelos fantásticos que tenemos, pienso que el Cabernet Sauvignon es uno favorito.

Si, además de Italia y Argentina, tuviese que elegir un lugar más en el que poner en marcha su propia bodega. ¿Cuál elegiría? Portugal. Este país tiene muchos varietales autóctonos muy buenos, hay muchos climas distintos y creo que todavía no hemos visto nada. Pero si uno prueba los vinos sin pretensión, vas a ver que tienen mucho carácter e identidad, y para mí esto es el futuro. Otro lugar también es Sardegna.

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