Uno de los íconos de la vitivinicultura argentina y entonces presidente de Bodegas Viniterra nos habla en esta entrevista sobre su vino preferido: el Viniterra Carménère, un hallazgo de terruños locales.
El nombre de Adriano Senetiner inspira respeto y admiración dentro del mundo del vino. De hecho, sería difícil concebir su apellido y poder separarlo de la historia vitivinícola argentina. Al momento de escribir este artículo, Adriano estaba al frente de Bodegas Viniterra. Y, precisamente, no es éste un nombre elegido al azar: las etiquetas de Viniterra hablan de su terruño, de esos vinos únicos surgidos de tierras insuperables al pie de la Cordillera de los Andes, en el Alto Agrelo. Por eso vamos a hablar de una creación por demás singular. Vamos a hablar de una variedad de uva francesa que, cada vez más, parece imponerse en los mercados del Nuevo Mundo y que es hoy la cepa elegida por uno de los grandes enólogos argentinos. Vamos a hablar, finalmente, del Viniterra Carménère, un vino para deleitarse de principio a fin.
Adriano, ¿cuál es el vino que usted ha escogido como “su creación”? Si tuviese que escoger algún vino, me inclinaría por uno elaborado en base a la variedad Carménère; esta es una cepa que importé de Europa en el año 2000, pero fue recién cuatro años después, en el 2004, que se embotelló para el consumo; luego siguieron las cosechas 2005, 2006 y 2007. Particularmente, es una de mis variedades favoritas y creo que, gracias a su originalidad, una vez que sea introducida completamente en el mercado argentino, será una propuesta interesante y una gran alternativa a las uvas ya reconocidas. De cualquier manera, dar a conocer esta variedad no ha sido, hasta el momento, una tarea muy sencilla.
¿Cree que es muy difícil dar a conocer este tipo de variedades que son relativamente extrañas dentro del mercado del vino argentino? Si, absolutamente. Con referencia a este producto en particular, y teniendo en cuenta el desconocimiento de la gran mayoría del público de esta variedad, desde el punto de vista comercial lo estamos posicionando más por vía directa, a través de degustaciones, que por medios tradicionales de publicidad. De cualquier manera, cuando imaginamos este vino, pensamos en una persona conocedora y con una vocación especial a involucrarse en aromas y gustos diferentes a las variedades conocidas. Las primeras reacciones del mercado de los que lo han conocido han sido muy favorables, hasta el punto de haber sido elegido por expertos catadores chilenos que, como sabemos, han consagrado la variedad Carménère como un icono de ese país.
¿Cuál sería, a su criterio, el momento ideal para disfrutar de este vino? Mirá, debo confesar que hace cuatro años, cuando conocí a mi mujer, dentro de la parafernalia de elementos que utilicé para ganar su voluntad estaba presente una botella de este vino Carménère; haciendo un balance, creo que los resultados fueron excelentes y, en parte, es responsabilidad de este vino que, desde entonces, no hemos dejado de tomar. Por otra parte, es un vino sin dudas que invita a la calma y a la serenidad; por consiguiente, lo considero un excelente acompañante de la comida mediterránea, de la cual, confieso, soy adicto.
En tres palabras, ¿cómo definiría a su vino? Sintéticamente, éste es un vino de mucho carácter, gran personalidad y, esencialmente, elegante.