Los errores (y aciertos) más comunes en el servicio de vinos y cervezas. Desde la realidad en los restaurantes, el dilema de la espuma, la esquiva cristalería y el ida y vuelta que deberíamos esperar los consumidores.
A simple vista, podría llegar a parecer un tema secundario, pero en verdad el servicio tiene una gigantesca responsabilidad sobre sus hombros. Un tinto a temperatura ambiente puede transformar un gran vino en uno olvidable de la misma forma en la que una cerveza sin espuma puede desdibujar hasta al exponente más distinguido.
Por eso el capítulo 3 de El Juicio Final se propuso transitar este tema, analizando en detenimiento cuál es la realidad en Argentina y el mundo, qué solemos encontrar cuando disfrutamos de un vino o una cerveza fuera de casa y el camino que aún tenemos por delante.
Un paseo que nos llevará también a través de la cristalería y de cómo el recipiente afecta decididamente la bebida que estamos a punto de disfrutar… y más de una anécdota con la que de seguro se sentirán identificados. ¿A quién acaso nunca le sucedió la típica pregunta: la cerveza con o sin espuma? ¿O quién de ustedes nunca bebió un tinto completamente cálido, con ese alcohol despegado fruto de una temperatura comparable con una tarde de enero en pleno Buenos Aires?
Por eso volvimos a ponernos en la piel de dos justicieros y nos atrevimos a meter de lleno el dedo en una gran llaga que denuncia, quizás, el peor pecado al momento de disfrutar una cerveza o un vino.
Hablar del servicio no es un tema caprichoso. De verdad ayuda a hacer completo el disfrute y a marcar la diferencia entre un instante más y un momento memorable.
Esperamos que lo disfruten.