Los aireadores de vino se han transformado en una suerte de fetiche dentro de la mesa de muchos bebedores seriales. Y, si bien vos sabés mi poco afecto hacia el decanter, éstos tienen una utilidad distinta. Bueno, de eso te cuento en esta nota.
Los aireadores de vino son una suerte de consoladores pero que, al menos en mi opinión, dan menos placer (sí, linda forma de arrancar el texto, pido perdón por eso). Hay varios modelos, pero todos tienen una estética similar a la que podés ver en la imagen acá arriba: un implemento portátil, de unos 25 centímetros de alto a través de los cuales vertés el vino y lo pasás de la botella a la copa.
Hacen ruido, ja… bastante. Casi como si fuese a despegar un cohete de la NASA.
¿Para qué sirven los aireadores de vino?
Básicamente su objetivo es ayudar a exponer al vino al aire. Probablemente ya sabés mi opinión del decantador y, si no, acá te dejo el link para que escuches el episodio 5 de MeLoDijoBraga El Podcast en donde te los cuento en detalle.
Pero volvamos a los aireadores de vino, que es nuestro tema. Cuando lo usas, ves que el vino hace una suerte de burbujeo, y por eso el ruido.
Servir o no servir, ésa es la cuestión
El decanter tiene la utilidad principal de separar sólidos de líquidos, es decir, cuando se forman sedimentos, el trasvase deja el vino limpie en el decantador. Pero el aireador busca… bueno… justamente, airearlo. Exponer el vino al aire, forzando a que se vuelva más aromático. El tema es que agitar el vino en la copa hace también ese trabajo y, según mi criterio, es suficiente aireación. Porque esto sí es cierto: el vino cambia dramáticamente a medida que pasan los minutos en la copa; esa exposición al aire lo vuelve más aromático, más perfumado, más oloroso.
Un tiempo atrás en el sitio web de la revista WineSpectator, y dentro del espacio de preguntas y respuestas, alguien preguntó por este tema. Y la respuesta oficial de la web fue: “Si quieres usar un aireador, sospecho que es mejor hacerlo con vinos más jóvenes. En mi experiencia, una vez que un vino alcanza la marca de los 10 años, puede comenzar a mostrar notas maduras y algunos de los sabores de frutas pueden comenzar a desvanecerse; un aireador podría acelerar el proceso. Dicho esto, estoy seguro de que hay muchas botellas de vino de más de 20 años que se beneficiarían de una aireación vigorosa y posiblemente de un aireador. Mi consejo en todos los escenarios sería siempre tomar un sorbo de vino primero para ver si necesita más aireación, y así aprenderás cómo tu aireador está afectando los vinos”
Salvando mis diferencias con quien escribió esto, hay algo en lo que coincido. El consejo no es malo: siempre tenés que hacer la prueba vos. Yo creo que con copa es suficiente pero, como siempre en el mundo del vino, cada maestrito con su librito.
Ahora bien, me encantaría que me cuentes vos en los comentarios. ¿Aireador sí o aireador no?