La extravagancia llegó a la industria del vino… y parece que es para quedarse. Latas, tubos y polvo son algunas de las nuevas presentaciones que bodegas innovadoras están lanzando en todo el mundo.
Imagine sentarse en uno de los mejores restaurantes gourmet de New York. Hace su pedido y decide acompañar aquellos manjares con un gran tinto del Vallée du Rhône. Se acerca el sommelier, dispone un par de grandes copones de cristal austríaco y usted ve que no trae consigo ninguna botella; en cambio, desenrosca la screw-cap de un pequeño tubo de vidrio y sirve la cantidad justa que cabe en una copa. ¿Acaso le resultaría extraño? Tengo mis serias dudas de que esto, algún día, pueda llegar a ser moneda corriente. Sin embargo, el vino en tubo no es una idea absolutamente utópica; o, al menos, eso es lo que entendió la bodega francesa So Chic Wines que, desde hace algún tiempo, comercializa su blend de Syrah, Grenache y Mouvèdre bajo este sistema realmente innovador en donde cabe la cantidad ideal para el consumo personal.
Y es que son pocos los casos en los que las fantasías más locas de los enólogos (o de los responsables comerciales, en muchos casos) pueden llevarse a cabo y terminar siendo un gran éxito de ventas. Aunque a veces sean difíciles de encontrar, hay casos magníficos en donde ideas que resultaron atractivas para los consumidores han triunfado. Australia, por ejemplo, desde siempre se ha caracterizado por ser un país formador de tendencias y bastante desprejuiciado al momento de lanzar vinos fuera de lo común; la razón probablemente sea que su historial como productor es bastante más acotado que el de los restantes países viticultores y que, por lo tanto, los consumidores australianos tengan menos prejuicios al momento de la compra.
Y aunque So Chic Wines sorprenda con su vino en tubo, es apenas una de las incontables muestras de bodegas realmente innovadoras que decidieron descontracturar el consumo tradicional del vino, dándole un toque particular y proponiendo nuevas experiencias. La clave está en el continuo desarrollo de los mercados, donde cada vez más se va en busca de productos insólitos: nuevas variedades de uva, regiones de producción antes desconocidas, etiquetas excéntricas y botellas con formas alocadas parecía ser el límite… hasta hoy.
¿Vino en polvo? // Así como si fuese un jugo soluble, también podemos encontrar en algunos puntos del planeta un vino en polvo. Tan solo con agregarle agua, podríamos disfrutar de algo parecido a nuestra bebida predilecta, claro que sin rastros del alcohol. Este producto fue desarrollado por una empresa alemana especializada en productos deshidratados y dirigidos a un público específico relacionado con viajes y expediciones. También en Chile se exporta este producto, pero orientado casi con exclusividad a la industria cosmética asiática. La base de este vino es simple: Agregue agua, agite y disfrute. Quizás una buena opción para mujeres embarazadas o personas que por cuestiones de salud, valores o religión, no pueden consumir alcohol pero adoran el hábito de disfrutar de un buen vino.
En formato enlatado // Barokes Wines es de esas bodegas dignas de resaltar: un emprendimiento australiano que patentó el Vinsafe wine packaging, una lata de aluminio que logra mantener intactas las características de los vinos por hasta 5 años. Luego de que una botella de vino cayera accidentalmente dentro de un jacuzzi y casi quebrara por completo su estructura, los creadores de Barokes vieron esa necesidad casi latente de crear un nuevo packaging, de alta calidad y gran impacto visual pero que, a su vez, no tuviese los riesgos que sí posee una botella de vidrio.