Un espacio en MarianoBraga.com en el que destacadas personalidades de la gastronomía, la enología y la cultura en Argentina y el mundo nos cuentan sobre ese vino que les dejó una huella. Esta vez, Hervé Birnie-Scott.

Hervé Birnie-Scott es Gerente General de Bodegas Chandon, Mendoza, Argentina

El vino que elegiría es un Sancerre, mi región en Francia, de Domaine Vacheron: una familia de viticultores de varias generaciones, muy tradicionales de la Apelación de Origen.

Es un vino 100% Sauvignon Blanc, muy frutado, tenso, joven, primaveral, con nota de casis (un poco vegetal; la “yema de casis”, como decimos en Francia), pomelo, flores blancas y un toque mineral al final (algo calcáreo, como a piedra húmeda). El Sauvignon Blanc es una variedad que requiere terruños muy particulares. Solo en algunos de ellos logra expresar toda su personalidad y, por eso, el viñedo de Sancerre, plantado sobre colinas al lado del rio Loire, es un jardín, de muy alta densidad, con bastante pendiente y plantado en suelos que van del calcáreo hasta suelos ácidos llenos de piedra sílex, cada uno expresando un carácter particular, más frutado o más mineral.

El Sancerre es el vino de mi juventud, en casa, invitado a degustar por mi padre. Es el primer recuerdo de un vino que me gustó, que entendí. Me gusta mucho con quesos… es fantástico para acompañar quesos de cabra bien hechos, como los de la región que se llaman “Crottin de Chavignol”.

Francia tiene encanto por donde se la mire. Un reflejo para la gastronomía del mundo y también para los productores vitivinícolas. Por eso, si pensamos en Sauvignon Blanc, es probable que hablemos de Nueva Zelanda y de Chile, como referentes de un nuevo estilo, pero es obligatorio hacer una parada en Sancerre, como productor de los exponentes más tradicionales y voluptuosos de la variedad en el planeta. Hoy, Domaine Vacheron maneja sus fincas de manera biodinámica (una tendencia cada día más fuerte en la región del Valle del Loire) y produce uno de los Sauvignon Blanc más cotizados del país.