Es chileno, se formó en Europa, pero hoy trabaja en todo el mundo con el foco puesto en lo que la tierra susurra en sus oídos. Así es el perfil de Pedro Parra, un consultor de terruños que está dejando su huella.
Analizar en detalle cada centímetro cuadrado de una viña. Ése es el trabajo de un wine terroir consultant. Una persona como Pedro Parra, chileno formado en Francia, en donde aprendió el concepto del terruño. Y decidió tomárselo muy a pecho. Pedro es parte de una nueva generación de expertos que posa sus ojos sobre el terreno y se convence de que solo así se podrá crear el mejor vino del mundo.
Una vez lo escuché comentar que, cuando regresó de estudiar de Francia, en Chile nadie quería hablar de la palabra “terroir”… ¿fue realmente así?
Mira, yo regresé la primera vez, luego de terminar mi Master en Motpellier, en el año 1999. En ese momento nadie se interesaba por el concepto; no era aún el momento de madurez de la industria chilena que ha ido alcanzando de a poco. Luego de mi vuelta de mi segundo viaje, en 2005, ahí todo era terroir y sentido de comprensión del terruño y ordenamiento territorial vitícola.
O sea que hoy ha cambiado el panorama…
Sí, hoy Chile ha tomado un rumbo muy interesante y lindo. Hay un orden y rigor en las nuevas plantaciones, se están tomando muchos riesgos, se planta en lugares increíbles; es un cambio magnífico que yo creo que aun no hemos reflexionado en profundidad. Las bases futuras serán muy buenas. Es otro Chile al comparado con lo que uno conoce, y eso la gente lo ve.
Me imagino que alguna vez habrá escuchado la idea de que en el Nuevo Mundo el terruño no es tan importante como en Europa.
Muchas veces; en Francia era costumbre agredirme un poco con eso. Al principio tímidamente lo tomaba mal y me quedaba callado. Luego, con los años, comprendí que yo veía más que ellos su propio viñedo. En ese momento te empiezan a respetar y te escuchan, y en ese momento devolví con amor la mano, preguntándoles de qué terroir me hablan ellos cuando el porta injerto es el principal modificador del terroir, y que los drenajes que hay en Médoc o Pomerol son súper modificadores del terroir… así es que el discurso es una cosa, y la verdad es otra. Pero hay que tener cojones para decirlo.
Si tuviese que elegir los terruños más prometedores de Chile, ¿por cuáles se definiría?
Es muy difícil para mí responder eso, ya que lo respondo como amante del vino y de un estilo de vino. Al que no le guste ese estilo no estará jamás de acuerdo conmigo. En esa lógica, de vinos verticales, finos, minerales, en Chile yo busco para mis uvas clima nuboso, que me permita tener el alcohol controlado, con suelos fuertemente rocosos. En esa lógica, el muy alto Maipo y muy alto Cachapoal, junto a Bio Bio costa y a Traiguén, son los lugares que he escogido para mí.
¿Y en Argentina?
En Argentina es lo mismo: me ha tomado años también entenderlo, pero ya está, y en ese sentido yo soy muy terco y no me muevo de Altamira (pero sin materia orgánica), algunas zonas de Vista Flores y Gualtallary.
¿Encontró acá alguna región todavía inexplorada a la cual le ponga sus fichas?
Aún no. Conocí Salta, cerca de Colomé, lugar que me gustó mucho pero que no me mató. Ahora en Sarmiento, Chubut, los suelos calcáreos son lo más espectacular que he visto, pero aún no hay nada… yo espero que eso esté plantado pronto. Otro terruño fue el de las Sierras de Córdoba; creo que es una zona que hay que explorar por su geología compleja… es un lugar para seguir de cerca, pero con otra viticultura a la mendocina; no se puede llegar y copiar.